En casi veinte años de carrera, a Bruno Labbadia le dió tiempo a vestir la camiseta de Bayern Munich, Hamburgo, Werder Bremen, Colonia, Kaiserlautern y Karlsruher, donde acabó su carrera en 2003. También jugó con la "Mannschaft" dos partidos, llegando a anotar un gol.
Apenas un mes después de abandonar los terrenos de juego decidió dar el salto a la dirección técnica, y lo hizo al frente del Darmstadt 98 de la liga de Hesse, el club de su pueblo. Consiguió hacerse con el título regional, logrando el ascenso a la Regional Sur. En esa competición el equipo de Labbadia volvió a sorprender a propios y extraños, acabando quinto.
En su tercera campaña volvió a repetir esa posición, y a final de año parecía preparado para dar el salto a un club de mayor nivel. El Greuger Fürth de la Bundesliga 2 fue su destino: con los bávaros firmó un gran año, finalizando sexto a ocho puntos del ascenso. En Copa el Hoffenheim (que subió esa misma temporada) fue su verdugo en segunda ronda.
Ese palmarés le convirtió en uno de los entrenadores jóvenes de moda, y en julio de 2008, con 42 años, firmaba por el Bayer Leverkursen para sustituir a Michael Skibbe. En la Bundesliga la cosa no cuajó, ya que el "equipo de la aspirina" acababa en un decepcionante noveno lugar. Para compensarlo, la actuación en la Copa alemana fue brillante: tras dejar en la cuneta a Energie Cottbus, Bayern Munich y Mainz 05, los de Labbadia se citaron en la final con el Werder Bremen. Sin embargo, un gol del hoy madridista Özil acababa con el sueño de nuestro protagonista.
El verano trajo un nuevo cambio de aires, y el 7 de junio del año pasado era presentado oficialmente como nuevo entrenador del Hamburgo. Era una apuesta de futuro para el antiguo campeón de Europa, que pagó 1'4 millones de euros por su libertad.
Con más de una docena de fichajes en el mercado veraniego, se esperaba que el equipo pudiera plantar cara a los grandes de la Bundesliga.
La temporada arrancaba con la pelea por entrar en la Liga Europa, a la que los alemanes accedieron de forma brillante al eliminar al Guimgamp por un contundente global de 8-2.
En liga también funcionaba el Hamburgo, y pasadas las diez primeras jornadas colideraba el torneo junto al Bayer Leverkursen, su ex-equipo.
A medida que avanzaba la campaña, la exigencia aumentaba. Mientras en la Liga Europa los de Labbadia conseguían superar la fase de grupo, en la competición doméstica se iban descolgando de los puestos punteros.
El fichaje de relumbrón de Van Nistelrooy en el mercado invernal hacía pensar en una recuperación. En Europa fue así, y tras dejar en el camino a PSV, Anderlecht y Standard de Lieja el Hamburgo se colocaba a un paso de la final.
La eliminatoria ante el Fulham de semifinales arrancó con un empate sin goles en el Nordbank Arena, pero a Labbadia no le dió tiempo a plantear la vuelta. El pasado 26 de abril, a tres días de disputar ese partido, fue destituido de su cargo. La medida fue tomada por la directiva al día siguiente de una derrota a domicilio 5-1 frente al Hoffenheim que dejaba el Hamburgo sin opciones de entrar en puestos europeos.
De golpe y porrazo acababa su trayectoria ascendente, a la vez que se quedaba sin opciones de dirigir el partido más importante de su trayectoria como entrenador, que de momento está en "stand-by".
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